Durante unas vacaciones de verano recorrimos la zona sur de Mendoza y
los Castillos de Pincheira fueron señalados como visita obligada de Malargüe.
Los “Castillos” son formaciones rocosas naturales que invitan a vivir
dentro. Bellos, imponentes; realmente extraordinarios. Los castillos, la
pradera, el arroyo, los animales, el cielo, todo en su conjunto es maravilloso.
La cuestión es que algo me hacía ruido y sin conocer la historia del
lugar previamente, tuve que empezar a hurgar allí mismo.
¿Por qué Pincheira?
La respuesta estaba clara en el primer cartel con siluetas dibujadas de
hombres con rifles en las manos y el agujero a la altura de la cabeza para que
el viajero ponga su cara y, por un
ratito, sea uno de la banda.
No me hizo falta poner la carita ahí. Se me movió el piso, de todas
formas.
Los hermanos Pincheira se dedicaban a asaltar en la zona entre Chile y
Argentina; según se cree, desde 1812 hasta 1832.
La agrupación bien organizada llegó a sumar mil hombres entre campesinos,
fugitivos y ex presidiarios.
Después de ser perseguido por los ejércitos de los dos países, el último
de los Pincheira se entregó en el paraje hoy conocido como Castillos de Pincheira. (https://losandes.com.ar/article/historia-y-belleza-en-los-castillos-de-pincheira)
El por qué vivían de lo que no
era suyo, no podemos saberlo; pero sí uno puede captar lo que hay detrás de un
robo:
Rabia, venganza, celos, envidia, resentimiento,
cinismo, ira, decepción, frustración, temor, vanidad, pereza, apego a los
objetos y al dinero, desesperación e impotencia;
porque tomar aquello que no le corresponde
implica que uno no puede ganárselo por sus propios medios.
Estar ahí, observando ese
rincón del mundo hizo decantar en mi mente una catarata de preguntas cuyas
respuestas ameritan la más cruda confesión.
¿De qué o quién nos
aprovechamos?. ¿Qué usurpamos? Qué
espacios invadimos?.
Quizás no sea dinero lo que se roba, pero sí la atención del otro…
¿Con qué armas actuamos? No siempre son rifles tan visibles…
¿Qué codiciamos? No siempre es lo material lo que llama la atención,
puede ser el estilo de vida, el cuerpo, la salud o la familia del otro…
¿Por qué cosas o cuestiones arriesgamos nuestra propia vida o hasta la de los demás?
La belleza de la naturaleza me estremeció; pero la complejidad de la
sombra humana me impactó aún más.
Mirándolo así, creo que todos tenemos algo de los Pincheira.
¡Qué lugar! A pesar de haber sido escenario de atracos hoy sigue siendo
un paraíso a disposición de que lo usemos de una mejor manera.
Esa es la tregua que nos da la tierra. No juzga. Sigue ahí para nosotros
esperando ser bendecida, disfrutada, honrada y querida.
La naturaleza siempre da una segunda oportunidad, y por si no lo
entendemos puede esperar a la tercera, cuarta y así sucesivamente.
Como lo robado impele ser devuelto, los “errores” necesitan
compensaciones. La tierra nos da oportunidades. Aprovechémoslas.
Lic. Ivana Rugini