viernes, 18 de octubre de 2019

Naranjas





Entre Ríos es una provincia que me cautiva más a medida que la voy descubriendo. Yendo hacia Chajarí, pasando de localidad en localidad, los puestos  de la ruta ofrecen naranjas de ombligo en bolsas de red mostrando claramente cuál es la riqueza de la zona.
Las plantaciones de citrus a los costados de la ruta hacen más vistoso el camino. El paseo mismo nos guió hacia El Pueblo de las Mandarinas, Villa del Rosario, en donde una escultura que emociona recibe al viajero recordando el trabajo de los italianos que poblaron la zona y se dedicaron a la citricultura en familia.
Me gustó pero también me pinchó porque caló hondo en algo que el citadino no tiene presente a menudo: el trabajo rural, los productos de la naturaleza a disposición sin la mediación de un supermercado.

Al estar en otro lado uno se abre a conocer de los demás, qué hacen y cómo, qué comen, a qué se dedican, cuáles son sus costumbres…
Es fascinante ver a jóvenes caminar por el centro de Concordia con el termo bajo el brazo un sábado a la noche, o encontrar termotanques a lo largo de la costanera de Gualeguaychú con la temperatura justa para que la gente se sirva libremente agua para el mate y que en la mesa de un restaurante de Chajarí en vez de pan te reciban con mandarinas gigantes para que esperes el pedido comiendo unos gajitos.
Me pareció una propuesta sana y localista, dando a conocer los recursos y virtudes del lugar. Me dejé atrapar por el llamado de las naranjas y nuestras costumbres fueron modificadas durante las vacaciones. El día comenzaba con un exprimido y el postre podrán adivinar lo que era.
Conseguimos una yerba de yuyitos suavecita que evidentemente a la Ciudad de Buenos Aires no llega y hasta tomar mate tuvo algo distinto.
Estuvimos pocos días, los suficientes para aprender, para disfrutar, y para poder conectarnos con la riqueza de lo natural.

                                                                                            Lic. Ivana Rugini


El Palmar





Me había tomado el gratificante trabajo de averiguar cuáles eran los Parques Nacionales de la Argentina y El Palmar parecía el más cercano, considerando que partíamos desde la Ciudad Autónoma de Bs. As.
En familia, con la beba y sumando su cochecito para disfrutar de la aventura, emprendimos viaje.
Destacando que El Palmar es Parque y Reserva, invita a registrar su flora pero también su fauna. Por ir con el carrito, que no era todo terreno, no fue del todo sencillo hacer todos los recorridos que habíamos planeado, pero la experiencia nos aguardaba un encuentro especial. Después de una larga caminata, paramos a descansar y comer allí mismo dentro del Parque donde un lagarto de tamaño importante recorría las mesas cual  mozo  anfitrión. Bello, manso y atractivo se acercaba a los comensales como si deseara ser admirado.
Estar tan cerca de esta criatura me hizo aprender que el lagarto overo es de la misma familia que las Iguanas (que son de América del Norte y Central) y para  la madre naturaleza tienen la misma sabiduría: invitan a trabajar  en nosotros la separación del ego y dejar ir lo que se pierde para poder regenerarnos en una versión mejorada.
No es volviendo a tener lo que se tenía lo que nos hace crecer, no es volviendo a ser lo que se era, lo que nos hace evolucionar.
A estos animales se los asocia con la energía positiva por estar bajo el sol; contemplar y aceptar son sus enseñanzas.
Cuando entramos en contacto con estos seres, la sugerencia es que encontremos la paz en nuestros quehaceres, que permitamos que el orden del todo se manifieste comprendiendo que hay un ritmo superior al que le impregnamos nosotros a la vida.
El disfrute de lo pequeño, de lo que siempre está ahí (simbolizado en el sol) es su gran medicina.
Para aquellas personas que suelen quejarse como mecanismo de defensa, que sienten que la alegría y las ganas de vivir no son características en su haber, para quienes necesitan tener una visión a ras del suelo y ver que estén donde estén puede darse lugar a la paz, el lagarto o la iguana es un excelente animal de poder. Observemos cómo toma sol para regular su temperatura y eso nos va a dar la clave de lo que debemos hacer para autorregularnos. Tomar sol mejora nuestro sistema inmunológico, mejora nuestro estado emocional, y por lo tanto, nuestra manera de tomar la vida.
                                                                                                                                             
Si precisan un encuentro cercano con un lagarto acérquense a este maravilloso Parque Nacional donde las Palmeras hicieron que se pose la mirada allí por congregarse todas juntas llamativamente en un mismo sitio, pero quizás el Orden esté dado en que lo grande preserva a lo pequeño que anda por el suelo buscando el sol.

                                                                            Lic. Ivana Rugini

lunes, 7 de octubre de 2019

Saltos



La mudanza de los Rugini mayores se hizo inevitable. Creo que cada uno en su interior la venía procesando hace mucho; y poniendo excusas también.
Me tocó recibir en Capital el camión que venía cargado desde Zárate con “toda una vida”.
Ordenando las pertenencias de mis padres, algo había entre ellas que me hizo dar un salto hacia atrás. Antes de ver realmente de lo que se trataba, el miedo de encontrarme con “algo” amenazador me invadió. Luego, al descubrir que era una langosta la que también había sido desterrada sin querer comprendí que algo tenía para decirme.
La reina naturaleza enseña que cuando una langosta o un saltamontes se nos aparece viene a confirmarnos que estamos dando un “salto de fe”; que nos tiramos al vacío confiando que es lo que debemos hacer, y que un borrón y cuenta nueva se produce en nuestras vidas porque el terreno en donde nos posamos es desconocido.
Nuevas experiencias nos esperan y mis padres con su edad avanzada siguen acompañando a su hijo a donde sea necesario.


La langosta es portadora de un mensaje esperanzador porque nos vaticina que podremos saltar obstáculos mirando siempre hacia delante.
Así que en eso andamos, tomando los desafíos de la vida de uno en uno pero juntos para aprovechar mejor el impulso.

                                                          Lic. Ivana Rugini