lunes, 5 de noviembre de 2018

Tomar la posta



Las antiguas tradiciones nativas, marcan la transformación del niño a joven con un rito, el rito de paso.
La ceremonia consiste en pedirle a ese chico que transite diferentes pruebas, debiendo desplegar sus herramientas internas, en especial, la fortaleza.
Al volver de su travesía, se lo espera con un festejo en el que se le asigna un nuevo nombre, porque ya no es el que era; hasta debe empezar a llamar a su madre por su nombre, para afianzar la idea de que a partir de ese momento el niño quedó atrás. La responsabilidad se va incorporando lentamente hasta quedar demostrada con los desafíos superados.
Los ritos de paso no solo determinan el salto a la juventud, sino que hay iniciaciones para los distintos estadíos de la vida. En este caso, no solo el niño tiene que saltar a otro escalón evolutivo, también la madre tiene que “soltarlo” para “saltar” y poder posicionarse ella misma en otra fase.
Así vemos como la transformación de uno afecta a otros que también crecen e influyen en otras personas más.

En la actualidad,  sin caciques que marquen el comienzo y el final de una etapa, la vida misma con su sabiduría impone las pruebas a atravesar.
Si revisamos nuestra historia, seguramente,  podremos registrar alguna situación o enseñanza que nos caló hondo como para que diéramos el paso, el salto, el avance hacia la siguiente etapa.

Cuando uno es joven se rebela a los pedidos de los padres o mayores,  pero al crecer se extraña el solo hecho de obedecer, de acatar; porque la responsabilidad final es de otro, del que guía, y en definitiva, es un alivio ser orientado.

A todos nos llega el momento de ceder el mando, hasta el de la propia vida, y a otros, el de tomarlo.
Pero ¿cuántas veces vemos a gente que se aferra en el rol de adolescente a pesar de su edad  cronológica; o por el contrario, el de ser capo di tavola cuando ya debería escuchar las sugerencias de los más jóvenes?

Las iniciaciones en la adultez consisten en tomar la posta y no perderse en los vericuetos de los cuestionamientos de querer – poder – lograr hacerlo como lo hacían los otros.

¿¡Cómo pesa darse cuenta de que las cosas cambiaron,  de que ya es uno el que tiene que decidir y que los demás esperan órdenes con sumisión o resistencias, pero ya van  bajando los brazos para que alguien los sostenga!?.
La idea de este escrito es que repasemos en qué etapa estamos. Ofrecerle nuestra fuerza al que ya no la tiene y escuchar los consejos de los que tienen más años y más vida recorrida.
En cada fase, siempre, va a haber alguien a quien ayudar y otro que va a poder acompañarnos.
 El secreto es no estancarnos en un rol, en una edad, en un estilo de vida. La posta tiene que pasar de mano en mano. Intentemos que sea lo más fácil posible para todos.

                                                                                      Lic. Ivana Rugini