El hogar que te di ya no
te hace bien, ya no cubre tus necesidades que cada vez son más e inabarcables
para mí.
Reconocer cuándo era el momento fue muy difícil, creo que no
hay una palabra que describa ese instante.
Prepararte el bolso,
contarte de mis intenciones, planificar el traslado me hace sentir la peor
persona o la peor madre del mundo. No puedo escuchar a los que dicen que te va a hacer bien, que vas a tener
estimulación, talleres y salidas.
Solo veo que te vas para
dormir en otro lado, te vas para vivir en otro lado;
con gente que te puede
contener mejor porque yo te amo como antes, como siempre, pero ya no puedo
cuidarte tanto como lo hacía.
¡¿Cómo son las vueltas de
la vida, mi amor?! Yo te traje al mundo,
te desee, te esperé y al conocer el problema que tenías pensé que iba a poder…¡Qué íbamos a poder, vos y yo juntos!
Busqué médicos, remedios
nuevos, escuelas, instituciones donde puedas socializar y mejorar tu calidad de
vida; pero ahora me veo grande, buscando otra clase de lugar, uno en el que
rearmes tus rutinas, tus gustos y tu gente.
Pasaron años, muchos, y
estuve siempre al frente con la voluntad entera de sacarte adelante, dejando de
lado mis achaques y dolores que ya ni recuerdo todos los que tengo.
Existen ciertos momentos
de reflexión donde uno reacciona en que no puede hacer todo, que ya es tiempo
de delegar.
Delego la preocupación constante de cómo estás, si estás abrigado, si
necesitás que te cambie el pañal, si
tomaste el suficiente líquido para que “bajen ” las ocho pastillas que tomás
tres veces al día, si dejaste la hornalla encendida, si cerraste la puerta, si
saliste a caminar y vas a volver, si te cruzás con alguien que se aproveche de
tu condición…
Te amo, sos carne de mi
carne.
Pido perdón, no sé si a
Dios, a vos o a mí misma.
Vivo pidiendo perdón por
darme cuenta de que las fuerzas se acabaron. Vos no tenés la culpa de nada y
muy en el fondo sé que yo tampoco.
Sueño, aspiro, deseo y
rezo porque te quieran como yo, te amen y te cuiden como yo. Sé que es pedir
mucho, pero es lo que pido.
Suelto por no poder más. SOLO
DIOS SABE LO CANSADA QUE ESTOY.
Vos estás en un nuevo
Hogar, yo no sé dónde quedo.
Y la vida sigue… para
tristeza mía, para el bien de todos.
Lic. Ivana Rugini