lunes, 12 de agosto de 2019

Todos los caminos conducen a… ¿dónde?




 Nos planteamos un domingo fuera del ruido para poder disfrutar de la naturaleza; así fue como llegamos  al Complejo Calfucurá, en Ezeiza; un predio inmenso, arbolado y hermosamente parquizado.
Tan esplendoroso verde era el del pasto que mi mirada no se movía de allí.  Estaba absorta con el verdor, el aroma y el sonido de las hojas moviéndose por la brisa, hasta que  un movimiento imperceptible, de repente, se hizo visible para mí.
Distintos surcos servían de pasarelas para que las hormigas circulen transportando sus provisiones. Desde arriba generaban un mapa calado en el suelo.
Bifurcaciones, desvíos y autopistas directas conducían a los orificios de acceso al Gran Hormiguero.
La esencia de la Hormiga como un ser poderoso y sabio se puso de manifiesto.
Representa el trabajo en masa, la fuerza de la organización y la importancia de cada eslabón para mantener La Gran Obra.
Impacta, porque como humanos, todavía no está establecido el orden del trabajo en equipo, la humildad y grandeza de saberse cada uno en su posición y dar lo mejor de sí porque sí.

 La comunidad de las hormigas necesita un líder que oriente y guíe. A veces ese puesto es de una hormiga reina, y otras, el lugar de autoridad lo componen varias que dan sentido al esfuerzo diario, impregnan un motivo, encarnando el papel de algo o alguien por quien responder.
 Nuevamente  “la Medicina de la Hormiga” nos sugiere que hagamos un paralelismo con nuestra sociedad; que revisemos hacia dónde vamos, cuánto ponemos de nosotros mismos en lo que nos toca, si cumplimos nuestro compromiso o esperamos que otros nos provean.
Muchas preguntas empezaron a desfilar en mi mente.
¿Cuántas personas no encuentran su rol en la sociedad?
¿Por qué cuestiones nos unimos? ¿Qué causas sociales convocan? ¿En qué aspectos somos masa?
La paciencia y la perseverancia de estas criaturas diminutas sobresalen aún más por lo que logran al juntarse.
Claro que no hay improvisaciones, todo está planificado a tal punto que el futuro está contemplado almacenando alimento con anticipación.
Ellas sí siguen caminos que las conducen a Roma y nosotros seguimos esperando el surco que nos lleve al Bien Común.


Lic. Ivana Rugini