La música genera una vibración que resuena en nuestro cuerpo modificando
las frecuencias vibratorias de éste.
El principio de resonancia implica que una frecuencia puede alcanzar y afectar a otra.
Fue Ernst Chladni quien en el siglo XVII logró el título de Padre
de la Acústica al comprobar que el
sonido “mueve” la materia, para ello, colocó arena en un plato y pasó un arco de
violín por el borde. Lo llamativo fue cómo la arena respondió moviéndose
formando distintos diseños a modo de mandalas.
La vibración sonora crea un campo de energía que equilibra y sana.
Te doy este dato para que lo consideres como una herramienta de rescate
para salir de los distintos pozos en los
que solemos caer a lo largo de la vida.
Depende de cómo te sientas o en qué zona de tu cuerpo percibas el
bloqueo, podés recurrir a un tipo de música en especial.
Si necesitás conectarte con la realidad, con la vida y con tu historia,
la percusión, los tambores nativos y ritmos afrobrasileños activan, y revitalizan,
por lo tanto, diríamos que trabajan sobre el chakra base.
El chakra sexual se siente movilizado con la música árabe y la
sensualidad de los movimientos ondulantes de su danza que abarcan también al
plexo solar.
Cuando es la angustia, el perdón
o la culpa lo que hay que canalizar es la música clásica la que abrirá
el cuarto chakra. Los instrumentos de cuerda fortalecerán el corazón y los de
viento impactarán en los pulmones.
El chakra laríngeo pide escuchar la obra armoniosa de una orquesta
sinfónica para encauzar la expresión del
caudal de sensaciones y emociones contenidas.
Los cantos gregorianos y la música religiosa en sí, más allá del credo
que profesemos, elevan nuestro estado de consciencia y amplían nuestra conexión
con la Gran Fuente.
Te invito a que te dejes envolver por la vibración de la música y que vos
la sorprendas a ella permitiéndote escuchar géneros a los que hasta ahora no te
abrías. Descubrite percatándote en qué órgano resuena cada instrumento y
sintiendo la limpieza interior que inspira la música en vivo.
Lic. Ivana Rugini