Cansancio es la falta de fuerzas.
Desde las teorías vibracionales
lo que llamamos cuerpo está dividido, como mínimo, en tres aspectos; por lo
tanto el cansancio también podría distinguirse en tres.
El cuerpo físico: es la materia más visible y tangible.
El cuerpo emocional: es de donde surgen las emociones.
El cuerpo mental: es el aspecto de donde provienen los pensamientos.
Cada cuerpo o aspecto vibra, trabaja y se manifiesta de diferente
manera.
Es así como después de un día ajetreado el cuerpo físico siente el
cansancio por un esfuerzo o exceso de actividad.
El cuerpo emocional no siente ganas de nada cuando una situación duele y
no nos podemos despegar de esa sensación, persona o situación.
El cuerpo mental manifiesta el cansancio cuando no le encuentra la
vuelta a un problema, cuando la sensación de encierro o embotamiento es tal que
ya se hace difícil hasta hilar una frase. Colapso.
Con esta breve explicación, los invito a registrar qué tipo de cansancio estamos experimentando;
porque al identificar qué cuerpo está implicado, podemos recurrir al antídoto
adecuado.
Si de cansancio mental se trata y la preocupación
nos atormenta, la solución es la acción. En el hacer, en el movimiento, en la Ocupación está la clave. Aunque el
problema no se resuelva totalmente, el cuerpo se está activando por y para
ello; de esta manera, el aspecto mental capta el avance y no cae en el
torbellino del estancamiento.
Cuando es lo emocional lo que dirige el cansancio total, nos damos
cuenta porque no hay ganas de nada. Por ejemplo en un duelo, en una ruptura, en
un giro inesperado de la vida o simplemente cuando nos vemos obligados a hacer
algo que no nos gusta; la clave es implicar al cuerpo físico: llorar, gritar,
patalear hasta el hartazgo o golpear una almohada hasta el agotamiento. Si el
momento de salir a flote se posterga demasiado, hay que moverse aún sin ganas.
Higienizarse, limpiar, caminar utilizando el reservorio de fuerza que el cuerpo
físico tiene disponible aunque lo que falte sea la voluntad.
Cuando el aspecto físico es el que se siente exhausto por las presiones
del día y de la vida, por hacer más de lo que el tiempo permite, por sentir que
es mucho para uno pero todo sigue igual ya se a en el trabajo, en casa o por una exigencia personal; el cuerpo
físico pide a gritos consideración.
Quietud, descanso y silencio es lo apropiado.
Cuidarse no es egoísmo, es vivir conscientemente.
Lic. Ivana Rugini