Como todos los sábados, la Plaza de Mayo me ve pasar
temprano. Disfruto del Cabildo, del Colegio Nacional Buenos Aires y de los
polluelos que entran corriendo porque son las ocho pasaditas y llegan tarde al
curso de ingreso.
Es sábado lluvioso en una zona hermosa, histórica y
pintoresca en donde predomina el gris y
escasea el verde.
Por eso valoro tanto la cuadra del Nacional esperando
que el biorritmo se confunda y siga emanando ese aroma bello, característico y
relajante de los inmensos tilos que
parecen los guardianes de esa institución.
Llego al consultorio y una mariposa está posada en el
primer escalón del umbral. ¿Una mariposa ahí? ¿En un día así?
Comprendido.
Termina el horario de atención a media tarde y yendo
hacia el subte otra mariposa me revolotea. Mismo día, mismo clima, misma zona.
Aclaro esto porque no estoy hablando de ningún vergel.
La calle Bolívar es bella pero dista mucho de ser un jardín.
Nobleza obliga. Si mis palabras constantes son que
“hay que estar atento a las señales”,
este es un caso que merece poner manos a la obra y ojos en la
naturaleza.
La mariposa es el ejemplo de la transformación total,
ya que el ADN de la oruga no es el mismo que el de la mariposa. Vayamos
pensando cuánta gente necesita y pide a gritos “ser” otra persona, convertirse,
resurgir. Quien esté transitando por una situación así, sugiero rodearse de
mariposas, dibujarlas, investigarlas y amarlas.
Cuando observamos una mariposa, podemos analizar en
qué proceso de la evolución estamos y así comprender en donde estamos
atascados.
La etapa del huevo representa que algo se está
gestando.
La larva simboliza el momento en que ya nos jugamos a
manifestarnos en el mundo.
El capullo significa que estamos atravesando un
estadio de introspección.
La salida del capullo implica que acordamos compartir
nuestra esencia/belleza/aptitud con los demás.
La mariposa representa un gran concepto: la
adaptabilidad. Es poseer la cualidad de adaptable. Es contar con la claridad,
la organización y el poder mental para transformarse enteramente cuando sea
necesario. En nosotros sería contar con la humildad, la belleza y la valentía
de pasar por esas distintas etapas evolutivas en diferentes momentos de la
vida.
El mensaje sagrado de cada encuentro con una mariposa es que hay que hacer un cambio en
nuestra manera de pensar, sentir o hacer; algo que nos de mayor libertad.
Como verán, las lecciones que nos da son muchas; pero para
sintetizar registremos cuál es su función a nivel ambiental y nos
sorprenderemos con que esta colorida criaturita tiene el rol importantísimo de
polinizar. O sea, que también nos muestra cómo podemos dar belleza en nuestra
acción, en nuestro trabajo; y que nuestras tareas (hagamos lo que hagamos) son
sagradas o deberíamos verlas así.
Para terminar esta reflexión, voy a contarles que la
cantidad de mariposas de un lugar, indica el grado de salud del ecosistema.
Con nosotros pasa lo mismo. Según la cantidad de seres
que dan lo mejor de sí para contribuir
con el mundo, podemos medir la salud de lo que nos rodea y de aquellos con
quienes convivimos.
Lic. Ivana Rugini