Reserva Pehuen Co- Monte Hermoso, Provincia de Buenos Aires.
Caminando hacia la zona protegida donde están las huellas humanas plasmadas en la roca desde hace 7000 años,
una criaturita me enterneció asomándose en la arena de la playa.
Un cangrejo diminuto y casi transparente se salvó de milagro de ser
pisado. Por “casualidad” lo vi, por lo tanto, me sentí obligada a dedicarle mayor atención a su esencia y aprender de
ella.
Son varias cuestiones las que abarca en su Maestría este ser, comencemos
por su caparazón fuerte y resistente, que nos guía a preguntarnos si estamos demasiado acorazados en cuanto a lo
emocional; o justamente es esto lo que estamos precisando…
La armadura es acompañada por
un par de pinzas que utiliza para conseguir el alimento, para el cortejo y para
pelear cuando es necesario proteger el hogar.
Observar esas pinzas me llevó a plantearme cuánta gente no toma total
consciencia de las herramientas personales y materiales con las que cuenta, ya
sea para abastecerse, seducir a su pareja y proteger a su familia.
Que un animal haya evolucionado
generando pinzas (desproporcionadamente llamativas) en dos de sus patas,
enseña que en oportunidades hay que mostrar el lado más aguerrido para lograr subsistir.
Si alguien está transitando un momento
de pasividad extrema y ve cómo otros “lo pasan por arriba” como se suele decir,
la sugerencia es dejarse aleccionar por el comportamiento de esta criatura que
con su tenacidad y rudeza encara
cualquier adversidad. Confía en su poder.
Otro aspecto a observar es la manera en que se traslada. No lo hace de
una forma convencional hacia
adelante; y es claramente ese otro
modo lo que nos insta a movernos permitiéndonos ser y hacerlo diferente.
Hay mucha gente cuestionándose sus limitaciones motrices y descalifica
las opciones que tiene; prefiriendo no llamar la atención. Para ellos, el
cangrejo es digno de contemplar y de
tomar como ejemplo para adquirir el coraje necesario de salir usando sillas de
ruedas, andadores, bastones, muletas, zapatos ortopédicos o lo que fuera que
precisen para seguir moviéndose sin importar las miradas ajenas.
Pasando de lo concreto a lo metafórico, el cangrejo como animal de poder
insita a descubrir el camino propio, de manera particular sin plano de rutas.
Para quien se siente muy solo transitando la vida sin apoyos
emocionales, podrá refugiarse en la conducta del cangrejo que con su
perseverancia y guiado por el ritmo del agua (emociones) llega al destino que
solo él se ha fijado.
Vamos por más porque la naturaleza del cangrejo nos ofrece otra lección
importante: la danza que suele hacer cuando logra la victoria por una hembra
nos invita a pensar cuánto y cómo exteriorizamos los momentos de triunfo, tan
necesarios en lo personal como en lo colectivo. El poder de la danza genera
alegría que se comparte y contagia.
La foto que marca el encuentro con el cangrejo poco dice de todo lo que
me proporcionó a nivel personal. Solo puedo contar mi experiencia para que
otros se dejen fascinar por la sabiduría de este pequeño ser y de todo lo que
tiene por mostrar.
Lic. Ivana Rugini