He viajado a Córdoba en
varias oportunidades y lo volvería a hacer una y mil veces más. Siempre
descubro y aprendo algo que me modifica; cada zona y población tiene algo verdaderamente encantador.
Entre todo eso maravilloso
que compone la región están sus habitantes y otros seres…
Fue en el último viaje que
tuve el honor (y debo reconocer que con terror) de estar ante algunos alacranes.
No uno ni dos; fueron varios a lo largo de los días. Claramente no fui con la
intención de ser aprendiz de un escorpión así que la madre naturaleza tuvo que
mostrármelos de cerca varias veces para que cediera y los pudiera ver desde otra perspectiva.
Les cuento esto para que vean
que no siempre el humano es el tenaz; la naturaleza también es persistente
cuando quiere enseñar algo.
Partamos de la base que por escorpión y alacrán nos referimos al
mismo ser, solo que como modismo, aquí en Argentina se le llama coloquialmente
alacrán.
Uno de los mayores
aprendizajes es que los lugareños no le temen, no lo persiguen, no andan
obsesionados por su exterminio; simplemente lo conocen y son precavidos.
Estamos hablando de una
criatura que porta veneno, como muchos humanos que por bloqueos y traumas no
superados se convierten en recipientes de emociones y pensamientos nefastos
capaces de herir, matar o “picarse” a sí mismos.
Estar ante un alacrán o
tomarlo como animal de poder con solo su aspecto te hace tomar consciencia del
peligro que implica ser portador de veneno.
Así que con esta
característica de su esencia expone que todas las vivencias traumáticas no
sanadas, descarriladas y no perdonadas se convierten en algo tóxico y, por lo
tanto, representan un riesgo para uno mismo y para los demás.
¿De qué está compuesto tu
veneno? Tristeza, Culpa, Envidia, Resentimiento, Queja, Mezquindad, Pereza,
Hastío, Vacío, Fastidio, Rabia Pesimismo, Avaricia, Odio, Venganza, Miedo,
Resignación, Ignorancia, Manipulación, Narcisismo, Desconfianza, Agresión,
Soberbia, Ambición excesiva, Fatalismo, Comparación, Sensación de impotencia, Crítica,
Dependencia, Menosprecio, Apego, Vanidad, Obstinación, etc.
Los venenos son muchos y hay
otros tantos más. La cuestión es que puedas identificar de qué esta compuesto
el veneno que está en tu interior.
Al observar tu sombra, esa
parte de atrás; podés empezar a tener dominio de quién sos y de lo que hacés.
El alacrán nos invita a no temer
esa parte nuestra, él es el símbolo de que se puede andar por la vida sin dañar
ni hacernos daño. Transmutar esa carga peligrosa en bagaje enriquecedor de
nuestra persona y de la comunidad es la meta. Observando al alacrán, la dureza
se transforma en ternura, el rencor en compasión, los celos en confianza y el
miedo en amor.
Un detalle de la esencia del
escorpión es que puede controlar la dosis de veneno que infiltra por su aguijón. ¿Qué nos quiere mostrar con
esto? Que a veces podemos ser muy hábiles en proporcionar una pequeña cantidad
de dolor, de descalificación, de desconfianza, de tiranía, de desesperanza… no
mata pero duele. ¿¡Cuántas veces te ganó
la indiferencia, la desidia, la cobardía o el miedo a no tener?!
Acordate de que transformar
el veneno es la clave, no pinchar poco.
Con su andar a ras del piso
viene otra lección. Conoce las vibraciones del suelo, así se orienta, ya que su
visión no es buena. Si este animal te llega hondo quiere decir que muchas de
estas enseñanzas son para vos, por lo
tanto es momento de dejarte guiar por las vibraciones/percepciones y no tanto
por lo que ves. Tu pilar serán las sensaciones al entrar a un lugar o lo que
intuís más allá de lo que te muestran.
Habrás escuchado que el
escorpión representa la muerte y el renacimiento;
claro, no solo porque puede ser letal sino porque muda su exoesqueleto en
varias oportunidades a lo largo de su vida. Cambia aquello que lo recubre y
protege.
¿Estás comprendiendo que es
eso lo que te insta a hacer? Al cambio.
Se pone como modelo para que
te des cuenta de que es momento de que tus herramientas de protección sean
otras a medida que vas madurando.
El escorpión manifiesta
notoriamente el cambio. Suelta su “caparazón” con aspecto disecado, porque es exactamente así como nos
vemos cuando no cambiamos: momificados.
Si por esas casualidades te
estás enterando ahora de que este es tu
Totem, a buenahora. El escorpión simboliza un gran mensaje y está en la tierra
para que lo “veamos”.
Lic. Ivana Rugini