lunes, 31 de agosto de 2020

Rosas

 



Cuando tengas la oportunidad de viajar, por favor, pasá por Villa Las Rosas, Córdoba, Argentina.

Se dice que el famoso microclima no solo lo posee Merlo, en San Luis, sino también los pequeños pueblos cercanos a las Sierras de los Comechingones. Los Hornillos, Dique La Viña, Nono y  Las Rosas son lugares que tienen un clima especial que genera “algo” en sus habitantes y en quienes pasean por allí.

La vida me llevó a parar unos días en Villa Las Rosas. Todo  un pueblo  “decorado” por rosales de distintos colores; cada calle hasta la ruta inclusive, es embellecida  con aroma y color.

Sentarte en la plaza céntrica totalmente rodeada de rosas y custodiada por árboles frondosos y llamativamente anchos te habla de que la madre naturaleza junto a la mano y la consciencia del hombre son la combinación perfecta.

Los pilares construidos de cuarzo, aportan más magia aún y cuando el movimiento de la feria  da un respiro y podés sentarte un momento;  te recomiendo un ejercicio de visualización para realizar en ese entorno ideal.

Tranquilo y relajado, dejándote llevar por el encanto del paisaje, vas  a visualizar una rosa. Vas a detenerte en el color de la rosa que viene a tu encuentro, el tamaño de la flor y cuán abiertos están sus pétalos.

También vas a observar si en la imagen que recreaste, la rosa tiene tallo y fundamentalmente, espinas.

La flor abierta y exuberante representaría el despertar espiritual que estás experimentando; el tallo el enraizamiento necesario para vivir una vida plena a consciencia (el eje) y, las  mal llamadas espinas, nos llevan a analizar cómo y cuánto nos protegemos o si nos es más cómodo arrancar nuestras defensas para no herir prefiriendo quedar a merced de los otros, inermes.

Las rosas nos dan el ejemplo ideal de cómo brindarse al mundo con belleza y generosidad, pero cuidándose; ya que sus “aguijones” son su mecanismo de defensa contra animales herbívoros que quieren comerlas.

Toda una lección.

 

 

Lic. Ivana Rugini

 

 

 

 

miércoles, 8 de julio de 2020

Porto de Galinhas III El Caballito de mar.




Una excursión prometía llevarnos hasta la unión del mar con el río donde los manglares (árboles retorcidos) son el hábitat de los caballitos de mar.
Para mí es tan importante conocer el yacimiento de un cristal como el “yacimiento” de determinada especie de animal o de una planta. La idea es poder acercarnos con respeto al hogar de cada ser, presentarnos lo más silenciosamente posible para no perturbar, conocer su maestría, dejar que nos transforme su sabiduría y volver renovados y mejorados para actuar con los de nuestra especie.
Llegar hasta la unión del agua salada con la dulce es toda una experiencia para el que se atreva. Generalizando, lo dulce simboliza la alegría, la belleza y el regocijo; lo salado representa aquellas cuestiones que hay que trascender, aprender o superar. Estar en ese cruce, ayuda a corroborar que siempre hay que buscar el equilibrio y hasta el agua de toda Gaia lo logra en estos  puntos de  unión, que justamente por no ser ni tan dulce ni tan salado, gran cantidad de seres pueden desarrollarse y sumar su parte para el equilibrio integral.
El paseo no dura mucho, lo suficiente como para que te detengas a analizar qué se siente al estar entre los manglares. Los troncos finitos y oscuros se confunden con las raíces casi del mismo grosor y se van enmarañando tanto en la tierra como en el agua.
La pregunta que parece flotar en el aire es: ¿En qué cuestiones vivís enroscado, atado y anudado por tus propios pensamientos y sentimientos?
¿Cuáles son los nudos de tu vida?
Pero como “lo superior” siempre tira una soga para salir  del pozo (o del manglar), quizás  la Medicina del hipocampo sea lo que te rescate de tantos cabos sueltos o cabos enlazados (depende de cómo se lo mire).
La excursión comienza con un pequeño contingente que navega lentamente en una jangada y  el guía nos va llevando para  que disfrutemos de la frescura y el silencio de la zona. Luego busca el lugar propicio para bajar de la balsa con un recipiente de vidrio vacío y volver con un tesoro  en él que con mucho respeto y tiempo controlado devuelve al mismo lugar de donde lo raptó, ya que  si no lo hiciera, el hipocampo que queda estaría  desconcertado buscando a su pareja y no volvería a formar otra. Se dice también que al morir uno, el otro no lo resiste.
Comenzar una familia tomando a esta criaturita como modelo enseña mucho sobre el amor, la lealtad y la cercanía en la pareja.
- El caballito de mar tiene varias características que lo hacen peculiar, pero que el macho sea el fecundado y hasta parezca embarazado, ya que la hembra  le inserta los huevos en una cavidad y luego es él el que los expulsa, nos hace replantear seriamente cuánto el hombre puede implicarse compartiendo responsablemente el cuidado y crianza de los hijos.
Escribo las memorias de este viaje quince años después, y puedo constatar que Muro, mi marido, se dejó impregnar por la enseñanza del hipocampo porque siempre estuvo ahí, tomando su rol de padre con mucha presencia sin necesidad de que lo pidiera.
Sugiero a los hombres que temen formar una familia, que se tomen el tiempo de observar a este pececito como  totem, porque tiene mucho  para dar como ejemplo para llevar adelante un hogar. Es símbolo de la participación igualitaria en la crianza y educación de los hijos sabiendo tomar protagonismo como macho sin comportarse como machista.
- Aunque no lo parezca es un pez. Así que aquí se viene otra lección importante. Su sabiduría consiste en aceptar su “rareza” e induce a que cada uno de nosotros nos preguntemos qué somos aunque lo exterior no lo demuestre. ¿Cuántas veces creemos desentonar, sentimos que no encajamos aunque es ahí donde queremos estar?
¿Cuántas veces nos marginan, discriminamos a otros o nos boicoteamos a nosotros mismos por no sentirnos a la altura de los demás?
- Esta criaturita como animal de poder es maestro en aceptar sus diferencias viviendo según sus reglas y sobretodo sus tiempos en el mundo acuático que es donde pertenece.
Por lo tanto, reconocer de dónde venimos es la primera clave
Saber lo que nos conforma es la segunda.
No compararse con nadie es la tercera. Todo esto implica aceptarse.
- Su estructura corporal no está adaptada para otorgarle velocidad en sus movimientos, pero sí para avanzar lentamente y es ese otro mensaje para quienes lo observamos con admiración. Se mueve lenta, elegante y tranquilamente aprovechando el recorrido (o el proceso, como le decimos en terapia) y cuando percibe agitación en el agua recurre a su cola que se agarra fuertemente a lo que tenga cerca hasta que pase el peligro.
Este dato no es un mero detalle, es una gran advertencia hacia nosotros. Sugiere observar a qué o a quién nos aferramos cuando el entorno o nuestro propio interior está revuelto.
Si el hipocampo es tu animal de poder es importante que disciernas en vez de caer en lo de siempre, en lo que está a mano, en lo conocido, para dejarle aire al otro y  para registrar que lo que te sirvió en algún momento quizás ya no. De hecho, las malas lenguas dicen que el hipocampo también simboliza la resistencia al cambio.  Se dice esto porque es una criatura que no sufre modificaciones a lo largo de su desarrollo ni de su evolución como especie; por lo tanto si te sentís bajo las influencias de este espíritu guía podrías analizar con cuánta rigidez mental estás actuando.
- Hablemos de otra curiosidad. Sus ojos le brindan muy buena visión pero aquí viene lo extraño: se mueven independientemente, lo cual le brinda  una percepción de su entorno mucho mayor.
¿Qué nos quiere enseñar con este dato? Que continuamente necesitamos observar nuestro alrededor para clarificar en dónde estamos, con quién, qué se espera de nosotros, qué intereses tienen los demás, de qué nos protegemos en exceso y en qué aspectos precisamos armarnos más.
- Como corolario, podríamos decir que el caballito de mar representa el AMOR, el amor hacia sí mismo, hacia su pareja elegida y reelegida cada mañana en donde danzan para encontrarse, hacia su “cría” al incubarlos en su propio cuerpo y “darlos a luz”.
Si por alguna razón el amor en cualquiera de estas formas anda fallando en tu vida, podrías tomar lecciones con este humilde y pequeño Maestro cuyo espíritu guía siempre está cerca para rescatarte de las cavilaciones de la mente y los enredos del corazón.  
 
                                                                             Lic. Ivana Rugini






viernes, 26 de junio de 2020

Porto de Galinhas II La sabiduría de los arrecifes de coral.


  
Muchos pobladores viven  de la pesca y otros del turismo ofreciendo el traslado en “jangadas” (botes a vela)  hasta las piscinas naturales que  quedan al descubierto cuando la marea baja. La oportunidad no la podíamos dejar pasar y eso hicimos.
La pileta habilitada para turistas está circundada por una soga señalando dónde hay que pisar para no maltratar a ese ser vivo tan sólido y frágil a la vez que es el coral.
Fascinante. Parece piedra, parece inanimado, parece una estructura.
Como todo en la vida, el coral tiene una misión, un para qué, una función;
solo espera ser observado para mostrar con más profundidad lo que viene a enseñar. Cuanto más lo registramos, más nos transforma.
La Naturaleza es una fuerza que refleja en sus criaturas cada aspecto del humano; por lo tanto,  a los arrecifes de coral aunque siempre estuvieron allí, los vemos  cuando es momento de captar su mensaje:
Trabajar en nuestra estabilidad, sostén, adherirnos a un suelo, sentirnos parte de un lugar, apropiarnos de un sitio, de un rol, de una profesión, de vínculos, y de dones para poder finalmente desplegarnos con soltura y crecer.
Si cada uno de nosotros se desarrolla como el alma espera, permitimos que otros encuentren su lugar en el mundo, cerca o lejos, pero con  nuestro apoyo, tranquilidad, templanza, equilibrio y la palabra justa para que la  convivencia sea armoniosa.
A nivel individual, el mensaje del coral es que  revisemos y apuntalemos lo que nos estabiliza; desde nuestro sistema óseo hasta nuestros valores. Esto nos lleva a analizar aquellas situaciones que nos han hecho trastabillar y así hemos querido huir o hemos querido echar… El análisis es válido y la decisión también. El coral no nos obliga a morir en el mismo lugar; nos invita a nutrirnos de otros y a convidar lo que somos y tenemos.

Estar frente a un arrecife de coral es como si estuviéramos delante de la película de nuestra vida mostrándonos claramente nuestro pasado como individuo y humanidad. Nos lleva a observar y hacer el paralelismo sobre cuánto estamos adheridos al suelo, permitiéndonos cinturear los vaivenes de la vida; cuánto hemos crecido; para arriba o para los costados, a costa de qué o de quién; a quién alojamos y a quién desterramos; nos topa con la realidad si en nuestro despliegue llevamos belleza, armonía, diversidad, comunidad, generosidad o nos vamos secando y quebrando haciendo que nadie se nos acerque…

Muy a nuestro pesar, la experiencia  de hacer snorkel  viendo de cerca la danza de los peces multicolores dura poco; lo que el mar tarda en subir (unos 40 minutos aproximadamente). Cuando la marea sube y comienza a tapar las piscinas, todos los jangaderos invitan a los turistas a volver  a la costa y contratarlos para hacer el mismo recorrido pero de noche. Esa excursión quedó pendiente así que el arrecife de coral y sus inquilinos ya nos volverán a ver en otra oportunidad a la luz de la luna.        


  Lic. Ivana Rugini


 







jueves, 4 de junio de 2020

Porto de Galinhas I Nuestra luna de miel


Los preparativos de la boda iban sobre ruedas hasta que nos topamos con el ítem: Luna de miel. Faltaba muy poco para el Gran Día pero no se nos ocurría a dónde ir para conocer, disfrutar y descansar.
Como primera medida descartamos recorrer una ciudad superpoblada de gente, autos y monumentos. El segundo paso fue decidir entre montaña o playa; y la balanza, sin dudar, se inclinó para el lado de reposeras, palmeras y mar azul.
El sueño consistía en ir a un lugar hermoso, tranquilo y desolado. Habiendo aunado el criterio y las expectativas, lo dejamos en manos de la agencia de viajes. Dijimos las tres palabras mágicas y entre las opciones que nos dieron Porto de Galinhas, en Brasil, nos cerró en todo sentido.
Llegamos a Pernambuco, estado del nordeste de Brasil, y en el aeropuerto de Recife nos esperaban para trasladarnos a nuestro destino final a 64 kilómetros al sur de allí.
Nos sorprendimos con un pueblo decorado con gallinas esculpidas en troncos de palmeras dispersas por las calles céntricas. Siempre bello y colorido, pero con la intención  subyacente de que todos sepamos el origen de ese lugar.
Cuando se abolió la esclavitud, los negreros seguían traficando esclavos provenientes de África y la contraseña era gritar en el puerto: “¡Llegaron las gallinas de Angola!”
Veamos qué representan las gallinas para el Gran Libro de la Madre Naturaleza porque aunque nada es casual, hay que comprender el mensaje…
 La gallina tiene la misión de despertar la consciencia de la energía de la voz, especialmente de la voz interna.
¡¿Qué paradoja simbolizar el cacareo estrepitoso en personas ultrajadas, acalladas y desterradas para someter de por vida a los caprichos de otro que se considera superior?!
El tiempo no se puede volver a atrás, pero si se puede compensar hoy las atrocidades del pasado escuchando a todos, respetando las distintas voces y pareceres, igualándonos como hermanos dentro de esta gran familia humana. El concepto de la protección de la familia y de la comunidad es parte de las lecciones que dan las gallinas. En nuestro inconciente colectivo asociamos correctamente a la mamá gallina cuidando y guiando a sus pollitos. Nos transmite con maestría el instinto maternal, ayudándonos a priorizar la familia por sobre todas las cosas. (La familia micro y la familia macro).

Estos seres también enseñan que en cada amanecer hay una oportunidad para ser aprovechada con intensidad y desplegar así talentos y aptitudes.
La gran sabiduría se manifiesta nuevamente al mostrarnos con claridad cómo hay que despertarse: con fuerza, con entusiasmo, con esperanza y con amor. Tal como este pueblo se erige. Tal como se forma una pareja.

Porto de Galinhas es un lugar excepcional para ir de Luna de Miel reafirmando que una pareja está a la par mientras las voces de cada uno sean escuchadas, respetadas y comprendidas.

Lic. Ivana Rugini