miércoles, 13 de junio de 2018

Bautismo


A un niño la comunidad lo quiere, porque primero quiso a sus padres  y son ellos los que presentan en sociedad a ese bebé. Así se  abre el juego a que la familia amplia transmita ese amor único y cobije al niño y a sus papás.
El momento de dar a conocer a su hijo, no es el nacimiento; que es un tiempo de intimidad y de conexión, además de preservar a la madre y al bebé por el esfuerzo realizado en el parto.
 El Bautismo es el ritual en el cual los padres agradecen la “bendición” recibida con la llegada de ese niño y se lo encomiendan al Dios-Padre.
En la ceremonia, padres y padrinos contienen, miman y sostienen al bebé como símbolo de lo que vendrá; la crianza y educación de la criaturita serán compartidas.
El resto de los familiares apoyarán a la pareja y a los padrinos en su rol, amando y aconsejando.
Un hijo en la familia es una gracia que se festeja comprometiéndose  a enseñarle los principios espirituales al niño:
·        La importancia de valorar la vida, en primer lugar
·        Desplegar la bondad
·        Actuar con humildad
·        Manejarse con amor
·        Sentir compasión
·        Vivir honradamente
·        Ser íntegro
·        Y saber que hay una fuerza mayor que podemos llamar Dios, asistiéndonos y guiándonos.

Estos principios se irán desglosando a medida que el pequeñito crezca y haya que mostrarle con el ejemplo lo que decimos con palabras sueltas.

Criar  a un niño o ayudar a hacerlo nos favorece a todos como comunidad, porque las virtudes se van instalando en cada uno de los involucrados.

                                                                   Lic. Ivana Rugini