viernes, 19 de enero de 2018

La importancia de un buen médico.

La importancia de un buen médico.

Pedí turno con el pediatra de mi hija para el chequeo semestral sin saber lo movilizante y esclarecedor  que iba a ser ese “control”,  ni podía anticipar que el control iba a ser para mí…
Fuimos. A la pregunta inicial de siempre  de él hacia la nena y a la respuesta de costumbre de ella hacia el doctor, yo viré el resto de la conversación con un comentario acerca de esta etapa en la que los chicos están tremendos  …
A lo cual, el doctor dirigió su mirada suave pero con la firmeza  de la sabiduría, enteramente a mi hija y yo pasé a ser una voz en off que acotaba de vez en cuando.-“Jugar a tener novio está bien, pero no está bien tener novio a esta edad. Para un pico sos chica (9 años) y tener novio implica dejar de jugar con las muñecas, de estar con amigas para pasar a otra instancia que ya no es la infancia”
A un bocadillo que pude mechar, él siguió “está bien que te guste un chico y que gusten de vos. Está bien que sea cosa de chicos que uno venga con un regalito, siempre y cuando sea espontáneo y no incentivado por un adulto; porque un mayor no tiene que estimular ni empujar al menor a tener novio.

Viendo que mi hija captó la idea  tiré otro tema:  CELULAR!!!!!  
Y el doctor arrancó: “ en este momento a los nenes se los quiere independizar pronto para igualarlo a los padres de 40 que se colocan en una postura adolescente; entonces, ya no hay límites, porque papá es uno más: compinche, amigo y canchero.
Así que al chico se le da algo de grande habilitándolo a que parezca grande y el grande se comporta como un chico. En esa relación de igual a igual no hay límites, freno, no hay un referente (eso es un agregado mío).
Sí, jugar con el celu de mamá o de papá; porque jugar se puede. No  se trata de negarle el entretenimiento, pero también  el adulto debe mirar y medir lo que hacen y cuanto tiempo.
Me vino como anillo al dedo y grite, entonces ¿cuándo hay que comprarle el celular?
Cuando ande sola por la calle.  A los 12 o 13 años, porque antes va a estar siempre acompañada de un adulto.

Y llegamos al tema de bulling.  Ya ni sé cómo tocamos ese tema. Pero él tiene respuesta rápida para todo; así que arrancó: “ en nuestra época no había tanto bulling porque había papás. Un papá o mamá llamaba al del otro, le contaba lo que había pasado y el padre del agresor hablaba con su hijo y le ponía los puntos en el acto, lo ubicaba. (estas son mis palabras, )
El problema es que no hay un padre que frene al pibe que lo hace.

Y volviendo a perder la infancia le cuento lo del robo que ella presenció y sufrió y mi frase trillada “perdió la infancia”.  Su respuesta fue No. Ella no perdió la infancia porque remite a una madre. Sigue estando bajo el ala de mamá que le da herramientas y recursos  y también le permite tener miedo y llorar. Hay que  permitirle ser niña. Perder la infancia aquí sería decirle a la nena: “superalo”.

Ese día no sé cuánto creció de altura ni cuanto pesó mi hija. Sé que mejoramos las dos gracias a un excelente médico que indica medicación cuando es necesario y da información  en el momento justo.



                                                                       Lic. Ivana Rugini