La importancia de un buen médico.
Pedí turno con el pediatra de mi hija para el chequeo semestral sin
saber lo movilizante y esclarecedor que
iba a ser ese “control”, ni podía
anticipar que el control iba a ser para mí…
Fuimos. A la pregunta inicial de siempre
de él hacia la nena y a la respuesta de costumbre de ella hacia el
doctor, yo viré el resto de la conversación con un comentario acerca de esta
etapa en la que los chicos están tremendos …
A lo cual, el doctor dirigió su mirada suave pero con la firmeza de la sabiduría, enteramente a mi hija y yo
pasé a ser una voz en off que acotaba de vez en cuando.-“Jugar a tener novio
está bien, pero no está bien tener novio a esta edad. Para un pico sos chica (9
años) y tener novio implica dejar de jugar con las muñecas, de estar con amigas
para pasar a otra instancia que ya no es la infancia”
A un bocadillo que pude mechar, él siguió “está bien que te guste un
chico y que gusten de vos. Está bien que sea cosa de chicos que uno venga con
un regalito, siempre y cuando sea espontáneo y no incentivado por un adulto;
porque un mayor no tiene que estimular ni empujar al menor a tener novio.
Viendo que mi hija captó la idea
tiré otro tema: CELULAR!!!!!
Y el doctor arrancó: “ en este momento a los nenes se los quiere
independizar pronto para igualarlo a los padres de 40 que se colocan en una
postura adolescente; entonces, ya no hay límites, porque papá es uno más:
compinche, amigo y canchero.
Así que al chico se le da algo de grande habilitándolo a que parezca grande
y el grande se comporta como un chico. En esa relación de igual a igual no hay
límites, freno, no hay un referente (eso
es un agregado mío).
Sí, jugar con el celu de mamá o de papá; porque jugar se puede. No se trata de negarle el entretenimiento, pero
también el adulto debe mirar y medir lo
que hacen y cuanto tiempo.
Me vino como anillo al dedo y grite, entonces ¿cuándo hay que comprarle
el celular?
Cuando ande sola por la calle. A
los 12 o 13 años, porque antes va a estar siempre acompañada de un adulto.
Y llegamos al tema de bulling. Ya
ni sé cómo tocamos ese tema. Pero él tiene respuesta rápida para todo; así que
arrancó: “ en nuestra época no había tanto bulling porque había papás. Un papá
o mamá llamaba al del otro, le contaba lo que había pasado y el padre del
agresor hablaba con su hijo y le ponía los puntos en el acto, lo ubicaba. (estas
son mis palabras, )
El problema es que no hay un padre que frene al pibe que lo hace.
Y volviendo a perder la infancia le cuento lo del robo que ella presenció
y sufrió y mi frase trillada “perdió la infancia”. Su respuesta fue No. Ella no perdió la
infancia porque remite a una madre. Sigue estando bajo el ala de mamá que le da
herramientas y recursos y también le permite
tener miedo y llorar. Hay que permitirle
ser niña. Perder la infancia aquí sería decirle a la nena: “superalo”.
Ese día no sé cuánto creció de altura ni cuanto pesó mi hija. Sé que mejoramos
las dos gracias a un excelente médico que indica medicación cuando es necesario
y da información en el momento justo.
Lic. Ivana Rugini