Pehuén Có, Provincia de Buenos Aires, es conocida por ser la “Cuna del
Megaterio”, un animal prehistórico gigante (de más de cinco metros de largo)
que resultó ser familiar del Perezoso de hoy.
El megaterio habitó esta zona hace 10.000 años, caminando sobre sus
cuatro patas y usando su cola como apoyo. Herbívoro en su alimentación, parece
que era agresivo con otras especies y con la propia, sobre todo en época de
celo.
Fue el mamífero terrestre más grande de América, así que por sobresalir
tanto, merece que nos tomemos un
tiempito para aprender de él y cuidemos el yacimiento de sus huellas en una
zona protegida del balneario donde ruegan que el agua y el hombre no estropeen
lo que aún se conserva como sagrado.
Registremos la virtud del
perezoso haciendo la salvedad de que el megaterio, por su gran tamaño, no era
arbóreo; pero sí mantiene características comunes en donde su esencia nos
invita a analizar:
·
la sabiduría del movimiento lento.
·
el valor de la pereza.
·
La tenacidad
Para quienes viven en la velocidad constante, con agendas apretadas, con
más obligaciones de las que se puede asumir, con horarios pautados hasta para
un descanso, observen al perezoso cómo manifiesta otro tipo de comportamiento,
otra manera de encarar la vida, encarnando otros valores.
La idea es que podamos respirar esa esencia, contemplar e incorporar el
mensaje que transmite este animal para tener a mano su impronta, y así poder
contar en nuestro inventario con la posibilidad de hacer algo lentamente para
llevar allí la conciencia y dejar de
hacer todo en automático llegando a olvidarnos lo que hicimos, lo que comimos o
dónde estuvimos.
El perezoso sería un muy buen animal de poder para aquellos que no
registran el paso del tiempo y de lo que hacen en ese tiempo; para quienes están
activos por demás abarcando cosas, temas y problemas, no permitiéndose un
respiro por considerarlo inapropiado.
Este bello y tierno animal nos da mucho que pensar en estos tiempos de
preocupaciones y exigencias…
Quizás nos esté animando a que detengamos la marcha un rato para
simplemente hacer nada y descubrir qué es eso de poner la mente en blanco, aquietar
el cuerpo y permitirnos dejar de hacer…
Lic. Ivana Rugini