viernes, 26 de abril de 2019

La enseñanza del grillo





A veces se transitan caminos de confusión, de tensión, de dolor… pero siempre hay señales del cielo o de la tierra que intentan reconectarnos con el sentido de la vida, con el aprendizaje y la superación.
Un grillo estaba ahí, en la puerta del consultorio; uno de esos días abrumadores donde las decisiones que  hay que tomar son muchas y todo es urgente.
De más está decir, que el grillo no hizo nada, solo se quedó quieto como para darme tiempo a que “lo vea”. La vorágine de la gran ciudad, y la de mi mente se detuvieron un instante para captar lo que esa miniatura venía a decirme sin decir.
Recordé que algunos días atrás, otro se apareció en casa; pero lo vi sin mirar, como suele pasar…
Evidentemente no se dio por vencido, porque al poco tiempo un compañero tomó la posta de hacerme entender algo.
Así que aquí estoy, recibiendo el recado, apropiándome del mensaje y dedicándole un momento a la reflexión que amerita.

En el gran libro abierto que es la Naturaleza se señala al Grillo como símbolo de la buena suerte. Esto me llevó a preguntar qué es la buena suerte: “La suerte es un encadenamiento de sucesos que es considerado como casual o fortuito.” En lo personal, considero que hay que estar abierto para que el universo conspire a nuestro favor, y la frase “buena suerte” me sacudió profundamente como despertándome de un letargo en donde no había lugar para la buena racha…

Otra lección de la esencia del Grillo es el poder de la canción en la oscuridad  haciendo referencia a cómo el canto genera un estado de consciencia que alivia la pesadumbre de la mente atosigada. Sin saber de antemano este efecto del canto, pude revisar cuántas veces en mi vida y sobretodo últimamente, recurro a cantar como modo de rescate.
Esto es algo que siempre me llamó la atención de mis padres. Cuando la tristeza parece cerrar el horizonte, ellos cantan; a veces solos,  a veces juntos, como si las canzonetas italianas vinieran a unirlos en la adversidad.

Continuando con la sabiduría del grillo; dicen que llega a nuestras vidas para mostrarnos cuándo es el momento propicio para saltar de una situación a otra. Este dato me marcó a fuego, porque así me siento; de tema en tema, de cuestión en cuestión con la gran labor de intentar, por ahora sin lograrlo,  no trasladar problemáticas de un ámbito a otro.

La impronta del grillo invita a trabajar profundamente la comunicación, la sincera, la concreta, sin rodeos, sin miramientos, sin filtro. Expresando todo hasta convertirla en efectiva, constructiva y comprendida. Indudablemente es momento de decir y de escuchar, de proponer y negociar, de decidir y dejarme aconsejar. Lo tomo.


En eso estoy: hablando, escuchando, saltando y aprovechando la suerte de tener a gente maravillosa con quien contar para transitar situaciones difíciles; confiando en que si me pierdo, el cielo y la tierra volverán a  enviar a algunos de sus sabios seres para encarrilarme una vez más.


Lic. Ivana Rugini