viernes, 3 de agosto de 2018

El que trae sonrisas




En el cumpleaños número 42 de una muchacha cercana y querida, veo sobre la mesa un regalo que había recibido. Un álbum artesanal recopilando fotos de su vida, desde su nacimiento hasta la actualidad.
Página a página pasaban imágenes representando cada etapa transcurrida, los diferentes estilos de vestuario, variaban los peinados,  pasaban lugares y abrazos con familiares; pero las sonrisas no abundaban.
Hasta que el libro incluyó a alguien más…

Ni de beba pegada a sus padres,
ni de nena rodeada de juguetes,
ni de joven reunida con amigas,
ni de adulta con su vida encaminada; se la vio tan feliz como con su bebé en la panza, luego en brazos y ahora posando con él entre las flores.
Su hijo le hizo bien; muy bien.

Si bien compartí muchas etapas de la vida de esta mujer, fue al ver ese álbum con esas fotos excelentemente seleccionadas, que me percaté de que hay diferentes sonrisas, distinta intensidad de alegrías, y que la más plena y amplia se instaló con la llegada y crianza de su hijo.
Dicen que los hijos eligen a sus padres, dicen que esperan el momento justo para venir al mundo, dicen que ya no pensás más en vos, que tus problemas pasan a segundo plano, que ser mamá te cambia la vida.
Para bien.
Para esta muchacha – mujer, ser mamá fue la catapulta que esperó sin saberlo para desarrollarse,  para dejar de postergarse y  para valorar cada instante.

Fue varón, pero si hubiese sido nena,  le hubiera quedado pintado el nombre “Felicidad”
Nació en la ciudad, pero si hubiera visto la luz en una comunidad nativa, su nombre bien podría haber sido “El que trae sonrisas”.


                                                                                                    Lic. Ivana Rugini