viernes, 7 de junio de 2019

Un niño y una pregunta


El fin de semana sonaba normal: un sábado de los habituales; un domingo de los comunes…
A último momento “algo” cambió el fluir de los planes y  recibimos una visita muy especial, por la gente hermosa que vino al encuentro y por un comentario que me hizo uno de los pequeños invitados, generando un sobresalto en mí por venir de un niño de 8 años.
Apenas entró  en casa, sin sacar su mirada del celular preguntó como si fuera al aire: - ¿Por qué siempre tan feliz? (y habrá notado que no entendí ni medio, porque aclaró inmediatamente)
       ¡Tan alegre!
Tuve que mirar al padre, que estaba al lado para corroborar lo que había escuchado y cuando éste asintió, tomé lo dicho como un halago pero me sorprendió la pregunta.
¿Acaso tiene que haber un motivo para sentirse alegre?
Me hizo reflexionar mucho esa pregunta, me cuestioné la respuesta; no por el contenido sino por cuánto explayarme.
Busqué la definición y hallé este significado:
Se llama alegría a la emoción o el sentimiento que se experimenta cuando algo provoca felicidad o júbilo. Lo habitual es que la alegría se exteriorice mediante gestos, acciones o palabras https://definicion.de/alegria/
Me pareció interesante; pero ¿Cómo se llama al estado de alegría constante sin que sea provocado por algo o por alguien específicamente?
Mientras busco ese sustantivo, voy a contarte, que me parece que todo depende de una actitud. Es proponerme quedarme con lo bello de la vida, es contentarme con lo pequeño y cotidiano, con lo simple, con lo que me llena, con lo que me hace bien. Por supuesto que hay vicisitudes y las estoy transitando.
Así que muchachito, te contesto: ¿Por qué soy siempre tan feliz? Porque sigo viva y, por lo tanto, las oportunidades de crecer, de hacer, de poder, de tener, de amar, de descubrir, de superar, de conocer, de compartir, de brindar y de aprender son infinitas.

¿Por qué tan alegre? No porque me obligue a serlo, sino porque lo siento.
No tiene un origen, o pensándolo mejor, sí: es un modo de vida.
La alegría se contagia y espero hacerlo; como también me dejo animar por otros cuando mis niveles están bajos.
Por favor, aceptame un consejo: Rodeate de gente buena, escuchá siempre a tu interior para poder chequear tu estado emocional,  revisá cuáles son tus pensamientos (si son constructivos o dañinos y liberate de éstos últimos simplemente dejándolos ir).
No retengas a nada ni a nadie que te ofusque, oprima o minimice; como tampoco seas vos quien someta, rechace o castigue a otros.
Si estás equilibrado, podrás ser vos, con tus particularidades, con tu brillo, viviendo con alegría y entusiasmo, compartiendo esa felicidad tan intrínseca sin necesidad de responder a un por qué.
La alegría es una emoción, pero también una virtud. Gracias por reconocerla en mí, ahora te toca manifestarla a vos, para que ya no te sorprenda.

                                                                                          Lic. Ivana Rugini