Lo que el robo se llevó
Me robaron. A mano armada, estando yo en compañía de mi hija y una
amiguita que es como una hija más. Se llevaron muchas cosas importantes; la
tranquilidad, es la que más extraño.
Intento salir del drama y ver lo positivo, esforzándome bastante.
Ese ladrón se llevó la sensación
de que uno tiene tiempo de sobra, para amar, para estar, para trabajar y para
disfrutar…
Se llevó la vaga idea de
autoimportancia, porque en esos momentos necesitás que te digan y te
demuestren tus seres cercanos lo valiosa que es tu vida para el resto.
Se llevó el Documento Nacional de Identidad, para mostrarme que un
número no me hace persona, lo importante es quién soy y qué hago con mi vida.
Se llevó los caprichos de dos nenas que se vieron forzadas a vivir el
desapego de lo material y a valorar los vínculos, el amor que dan y que
reciben, más que cualquier otra cosa…
Se llevó el auto y su comodidad para mostrarme que me valgo de dos
piernas sanas para redoblar esfuerzos y así poder llegar a donde quiero…
Se llevó el teléfono celular para desconectarme del afuera y estar sin
distracciones para dedicarme a los “contactos” que están dentro de mi vida…
Se llevó la vida planificada para vivir con intensidad el momento…
Se llevó la idea de no contestar el teléfono porque nadie me necesita…
Se llevó el dinero que con mi trabajo gano, para que tome consciencia
del privilegio que tengo de trabajar de
lo que elijo. Sin esfuerzo, sin desgaste; siendo y haciendo una misma cosa.
En definitiva, se llevó la persona que era pero me dejó las bases de la
nueva, definitivamente mejor plantada.
La experiencia fue un horror, pero con el correr del tiempo, todo decanta
y lo bueno emerge.
Ivana
Rugini
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