lunes, 13 de agosto de 2018

La muerte de una mascota


La muerte de una mascota


¿Nos eligió o la elegimos?
Hay veces que son ellas, las mascotas, las que irrumpen en nuestra vida para acariciar nuestro corazón y poner a prueba nuestra dureza.
Esos casos, donde gatos o perros callejeros, en mal estado y hambrientos nos dirigen la mirada… a nosotros, no al de al lado; como si les importara más nuestra compañía que el trozo de comida que le tiramos para quedar bien con nuestra conciencia “de que  ayudamos”;  pero con la vergonzosa intención de que nos de tiempo par caminar más rápido  rogando que no nos siga…
Y nos sigue.
Primero dudamos y miramos para los costados para cerciorarnos de que no haya alguien más que se enternezca antes que nosotros y zafemos.
Pero cuando comprobamos que es a nosotros y solo a nosotros, por más de que hayamos querido evitar la interpelación; caímos. Caímos en su mirada, en su desprotección, en su desvalimiento. En realidad, nos dimos cuenta de su necesidad de nosotros; pero todavía no nos percatamos de nuestra necesidad de él o ella.
Lo grandioso de todo esto es que creemos que somos nosotros los que lo adoptamos a él, que somos nosotros los que vamos a darle un hogar al animal, cuando en realidad estamos aceptando un regalo, no sé  de quién (de la VIDA, del animal, o de nosotros mismos). Sin duda que es un regalo; porque el “hogar” se conformará o completará gracias a esa compañía.

Otras historias son las de los que decididos a tener un integrante más en la familia van a un criadero o veterinaria a elegir entre los que hay, cuál es el que  más les gusta. Como si fuera azar.
Como sea, el vínculo está armado. Hecho está.

Y unos dan cariño y del otro lado, también.
Unos alimentan y los otros, también.
De un lado cuidan y del otro, también.
Unos se preocupan y los otros, también.
Unos extrañan y los otros, pareciera que muchísimo más…

Se empieza siendo de dos bandos distintos hasta que más tarde o más temprano, la fusión se da.
Y ya no hay quejas por lo que rompió, ni por lo que ensució, ni por lo que se gastó.
Se amansa el animal y el amo. A tal punto de que cabe la pregunta: ¿Quién es el dueño de quién?.
La mascota lleva una chapita con los datos del dueño.
El dueño lleva los datos del animal tatuados a fuego en el corazón.

El amor creció tanto, que cuando su ciclo termina la pena y  el vacío calan tan hondo que la ausencia llena todos los espacios.
¿Cómo explicar en el trabajo que andamos sin fuerza ni concentración?.
 Solo  comprende el que entiende que no se fue algo; se fue alguien.

Cuando se van, su misión está cumplida:
“que el humano valore  y ame la vida de otro ser, sin considerarse superior”.
Nuestra soberbia fue destronada. Nos queda seguir mejorando.
Otra mascota vendrá, tiene que venir, tiene que encontrarnos…

Lic. Ivana Rugini.


ORACIÓN DE UNA MASCOTA POR SU AMO

Oh Señor de mi amo,
Haz que mi amo sea fiel a mis semejantes,
Como yo fui fiel a mi amo.
Concédele que sea bueno con sus amigos y con su familia,
Como yo lo fui con él.
Que sea sincero como yo, y no hipócrita,
Que pueda ser depositario de la confianza ajena,
Como yo fui depositario de su confianza.

Dale un rostro alegre,
Como el agitarse de mi cola,
Dale el espíritu de gratitud que tuvo mi lengua al lamerle.

Nútrelo de una paciencia igual a la mía,
Que durante horas esperé sin quejas sus pasos,
Dótalo del mismo cuidado, coraje y prontitud
Que me movió a defenderlo si algo le ocurría.

Consérvale el corazón siempre joven
Pleno de ese espíritu juguetón que yo poseí,
Que sea un buen hombre,
de la misma manera en que yo fui con él.
                                                    
                                                           AMÉN.
                                         Autor desconocido


                                                                                                      

viernes, 3 de agosto de 2018

El que trae sonrisas




En el cumpleaños número 42 de una muchacha cercana y querida, veo sobre la mesa un regalo que había recibido. Un álbum artesanal recopilando fotos de su vida, desde su nacimiento hasta la actualidad.
Página a página pasaban imágenes representando cada etapa transcurrida, los diferentes estilos de vestuario, variaban los peinados,  pasaban lugares y abrazos con familiares; pero las sonrisas no abundaban.
Hasta que el libro incluyó a alguien más…

Ni de beba pegada a sus padres,
ni de nena rodeada de juguetes,
ni de joven reunida con amigas,
ni de adulta con su vida encaminada; se la vio tan feliz como con su bebé en la panza, luego en brazos y ahora posando con él entre las flores.
Su hijo le hizo bien; muy bien.

Si bien compartí muchas etapas de la vida de esta mujer, fue al ver ese álbum con esas fotos excelentemente seleccionadas, que me percaté de que hay diferentes sonrisas, distinta intensidad de alegrías, y que la más plena y amplia se instaló con la llegada y crianza de su hijo.
Dicen que los hijos eligen a sus padres, dicen que esperan el momento justo para venir al mundo, dicen que ya no pensás más en vos, que tus problemas pasan a segundo plano, que ser mamá te cambia la vida.
Para bien.
Para esta muchacha – mujer, ser mamá fue la catapulta que esperó sin saberlo para desarrollarse,  para dejar de postergarse y  para valorar cada instante.

Fue varón, pero si hubiese sido nena,  le hubiera quedado pintado el nombre “Felicidad”
Nació en la ciudad, pero si hubiera visto la luz en una comunidad nativa, su nombre bien podría haber sido “El que trae sonrisas”.


                                                                                                    Lic. Ivana Rugini

jueves, 14 de junio de 2018

Castillos de Pincheira




Durante unas vacaciones de verano recorrimos la zona sur de Mendoza y los Castillos de Pincheira fueron señalados como visita obligada de Malargüe.

Los “Castillos” son formaciones rocosas naturales que invitan a vivir dentro. Bellos, imponentes; realmente extraordinarios. Los castillos, la pradera, el arroyo, los animales, el cielo, todo en su conjunto es maravilloso.

La cuestión es que algo me hacía ruido y sin conocer la historia del lugar previamente, tuve que empezar a hurgar allí mismo.
¿Por qué Pincheira?
La respuesta estaba clara en el primer cartel con siluetas dibujadas de hombres con rifles en las manos y el agujero a la altura de la cabeza para que el viajero ponga su cara  y, por un ratito, sea uno de la banda.
No me hizo falta poner la carita ahí. Se me movió el piso, de todas formas.
Los hermanos Pincheira se dedicaban a asaltar en la zona entre Chile y Argentina; según se cree, desde 1812 hasta 1832.
La agrupación bien organizada llegó a sumar mil hombres entre campesinos, fugitivos y ex presidiarios.
Después de ser perseguido por los ejércitos de los dos países, el último de los Pincheira se entregó en el paraje hoy conocido como Castillos de Pincheira. (https://losandes.com.ar/article/historia-y-belleza-en-los-castillos-de-pincheira)

El por qué vivían de lo que no era suyo, no podemos saberlo; pero sí uno puede captar lo que hay detrás de un robo:
 Rabia, venganza, celos, envidia, resentimiento, cinismo, ira, decepción, frustración, temor, vanidad, pereza, apego a los objetos y al dinero, desesperación e impotencia; porque tomar aquello que no le corresponde  implica que uno no puede ganárselo por sus propios medios.

Estar ahí, observando ese rincón del mundo hizo decantar en mi mente una catarata de preguntas cuyas respuestas ameritan la más cruda confesión.
¿De qué o quién nos aprovechamos?.  ¿Qué usurpamos? Qué espacios invadimos?.
Quizás no sea dinero lo que se roba, pero sí la atención del otro…
¿Con qué armas actuamos? No siempre son rifles tan visibles…
¿Qué codiciamos? No siempre es lo material lo que llama la atención, puede ser el estilo de vida, el cuerpo, la salud  o la familia del otro…
¿Por qué cosas o cuestiones arriesgamos nuestra  propia vida o hasta la de los demás?

La belleza de la naturaleza me estremeció; pero la complejidad de la sombra humana me impactó aún más.

Mirándolo así, creo que todos tenemos algo de los Pincheira.

¡Qué lugar! A pesar de haber sido escenario de atracos hoy sigue siendo un paraíso a disposición de que lo usemos de una mejor manera.
Esa es la tregua que nos da la tierra. No juzga. Sigue ahí para nosotros esperando ser bendecida, disfrutada, honrada y querida.
La naturaleza siempre da una segunda oportunidad, y por si no lo entendemos puede esperar a la tercera, cuarta y así sucesivamente.

Como lo robado impele ser devuelto, los “errores” necesitan compensaciones. La tierra nos da oportunidades. Aprovechémoslas.

                                                                                           Lic. Ivana Rugini






miércoles, 13 de junio de 2018

Bautismo


A un niño la comunidad lo quiere, porque primero quiso a sus padres  y son ellos los que presentan en sociedad a ese bebé. Así se  abre el juego a que la familia amplia transmita ese amor único y cobije al niño y a sus papás.
El momento de dar a conocer a su hijo, no es el nacimiento; que es un tiempo de intimidad y de conexión, además de preservar a la madre y al bebé por el esfuerzo realizado en el parto.
 El Bautismo es el ritual en el cual los padres agradecen la “bendición” recibida con la llegada de ese niño y se lo encomiendan al Dios-Padre.
En la ceremonia, padres y padrinos contienen, miman y sostienen al bebé como símbolo de lo que vendrá; la crianza y educación de la criaturita serán compartidas.
El resto de los familiares apoyarán a la pareja y a los padrinos en su rol, amando y aconsejando.
Un hijo en la familia es una gracia que se festeja comprometiéndose  a enseñarle los principios espirituales al niño:
·        La importancia de valorar la vida, en primer lugar
·        Desplegar la bondad
·        Actuar con humildad
·        Manejarse con amor
·        Sentir compasión
·        Vivir honradamente
·        Ser íntegro
·        Y saber que hay una fuerza mayor que podemos llamar Dios, asistiéndonos y guiándonos.

Estos principios se irán desglosando a medida que el pequeñito crezca y haya que mostrarle con el ejemplo lo que decimos con palabras sueltas.

Criar  a un niño o ayudar a hacerlo nos favorece a todos como comunidad, porque las virtudes se van instalando en cada uno de los involucrados.

                                                                   Lic. Ivana Rugini

lunes, 4 de junio de 2018

Cristo Redentor de los Andes



Mendoza fue el destino de unas vacaciones. Me intrigaba cómo era el límite entre Argentina y Chile, más allá del paso aduanero Las Cuevas; cómo se divide un mismo territorio en dos; por dónde pasa la línea que marca tan perfectamente el mapa pero que en la tierra física esa línea queda a la buena de Dios.
Así que hablando de Dios, me impactó la escultura de un Cristo Redentor en plena Cordillera de los Andes y la historia cuenta que  fue colocado allí  para hermanar a dos pueblos en conflicto.
Justamente, el límite entre uno y otro fue el motivo que comenzó a plantear una guerra.
Después de discusiones políticas se llegó a un acuerdo y el Cristo apacigua a argentinos y chilenos señalando el límite imaginario entre las dos naciones.
Si bien el trabajo diplomático indiscutiblemente se hizo, lo que se ve  hoy es este  bronce reciclado de antiguos cañones que ayuda a dar vuelta la página a pesar de existir aún trincheras del lado argentino y bombas del lado chileno.
Considero al Cristo de los Andes, es el símbolo  del “borrón y cuenta nueva”.
Creo que todos nosotros tenemos un punto, un aspecto que duele y cada uno queda estancado ahí. La vida sigue su curso, pero ese dolor no se sana por más que se intente, se hable, se blanquee,  se exponga. El tiempo pasa pero la herida queda. No podemos avanzar en todos los planos si estamos atrapados en una situación/relación/dolor.
En eso andaba pensando  cuando vi claro cómo y con cuánta desesperación esperamos la redención, que otro venga y nos exima; la cuestión es que aunque nos la den, la salvación tiene que ser interna.
Se dice que Jesús nos redimió; el problema es que nosotros no nos sentimos redimidos, por lo tanto seguimos actuando como antes: frustrados, expectantes, víctimas, adictos, dependientes, fracasados, mediocres, oportunistas, inmaduros, manipuladores, agresivos, celosos, soberbios…
Redimir es salvar, rescatar y liberar. Es renovarse, transformarse y evolucionar
Realmente, cuando estuve ante Él solo me dejé inundar por la imponencia del lugar, lo difícil que fue el ascenso hasta allí, con choferes especializados que no le temen a las cornisas y caminos angostos.
La reflexión profunda vino a medida que descendíamos sin mirar para abajo; de hecho, el guía, en los momentos álgidos se paraba en el medio de los pasajeros y comenzaba a explicar algo  para que centremos la atención en él y no en el peligro de la montaña.
Ver un Cristo Redentor en plena cordillera, invita a renovar  los votos con la salvación interna, con el borrón y cuenta nueva de las cuestiones personales.
El hombre demuestra su estado de evolución cuando la Comprensión y la Compasión abarcan más territorio. Ese es el terreno que hay que abonar.
                                              
                                                                                                                                                                                                                              Lic. Ivana Rugini

lunes, 14 de mayo de 2018

Dejarse guiar




 Una amiga propuso una escapadita y a diferencia de las excusas que solía poner ante lo que está fuera de la rutina, acepté de inmediato llamándome la atención el modo y la rapidez con que lo hice. Es como si ella hubiera concretizado la  solución a lo que yo venía sintiendo pero que en el barullo de la vida, no  podía “ver”.
Comprendí que tenía que dejarme guiar, que me estaba siendo de gran ayuda al rescatarme de la vorágine de todos los días, porque hasta los fines de semana uno llega a hacer lo de siempre.
 Me hizo dar cuenta de la importancia de tomar aire, de alejarse un poco de lo conocido, entrar en contacto con otro lugar, con la naturaleza, y específicamente con el poder del agua termal.
Más allá de lo que expliquen los folletos del lugar, en la primera inmersión sentís que se apaga la actividad mental. Ya no hay discusiones, ni preocupaciones, ni enojos, ni asuntos pendientes. Estas ahí sintiendo el agua  a 35 o 36 grados y nada más.
Estando ahí, sintiendo esa paz- tranquilidad= felicidad te das cuenta de todo el estrés con el que venías  y convivías a diario.
Esa serenidad que cuesta describir se manifiesta en respuestas como: “no hay problema”…
Comer esto o aquello, acá o allá, ahora o después; da lo mismo.
No importa el clima, ni la temperatura del ambiente, ni la hora que es. Todo está bien.
El agua mineralizada o termal, caliente tiene diversos efectos en el cuerpo de los hombres y las mujeres. Se pueden dividir en tres tipos: químicos, físicos y biológicos, pero todos actúan al mismo momento. El baño aumenta la temperatura corporal, mata gérmenes y virus, incrementa la presión hidrostática, la circulación sanguínea y la oxigenación, ayudando a disolver y eliminar las toxinas.
Como aumenta la oxigenación, mejora la alimentación de los tejidos en general, ayudando en los procesos metabólicos y estimulando las secreciones del estómago y el hígado, facilitando la digestión.
También se ha comprobado que mejora y estimula el sistema inmune, que relaja la mente, aumenta la producción de endorfinas y regula las funciones glandulares. Estos efectos en el cuerpo se deben a los minerales que contienen las aguas, como ser magnesio, calcio, azufre y carbono

Pensando en tanta gente absorbida por los problemas y la ansiedad, la naturaleza nos da la manera y el lugar para escapar de esos estados. Siempre hay un impulso de salir o un amigo que invita, obliga o empuja…

                                                                                           Lic. Ivana Rugini


martes, 8 de mayo de 2018

Coraje



Cerquita de Capilla del Monte, Córdoba,  se encuentran las Grutas de Ongamira. Rogué al cielo para que a pesar de ser un día de llovizna, el tour se realizara completo tal como lo había prometido la agencia de viajes.
Después de visitar y comentar referencias de diferentes lugares, el guía presentó con entusiasmo y respeto algo que ni más ni menos era un … cerro. Para mí, hasta ese momento, era un cerro más de los tantos que hay en la provincia de  Córdoba.
Pero la percepción de ese cerro cambió al empezar a escuchar la historia que con dolor atesora esa región y sobretodo, ese montículo de tierra.
Por poco me arrodillo para pedir perdón por no saber en qué sitio estaba parada con aires de superada, de moderna y de “civilizada”.
Cuentan que cuando los españoles estaban pisándoles los talones y con sus hombres muertos en contienda; los ancianos, las mujeres y sus niños se arrojaron  para no caer en manos de los españoles. Los comechingones saltaron desde las alturas para no ser sometidos por extraños que invadían, usurpaban y descalificaban su sabiduría.
De esta manera, el Cerro Charalqueta que simbolizaba al  dios de la alegría del valle, pasó a llamarse Colchiquín o Colchiquí, dios de la fatalidad.

La valentía de los hombres peleando por su tierra, me atravesó, pero el coraje de esas madres al empujar a sus hijos al barranco…me dejó inmovilizada un tiempo no sé de cuántos segundos o minutos.
¡Qué coraje debieron sentir para tener tan claro lo que había que hacer, para evitar un mal peor!
Me pregunto quién hoy en día tiene las cosas tan claras…
¿¡Quién no se somete!?
¿¡Quién no se deja manipular!?
¿¡Quién no se deja invadir!?
¿¡Quién se dignifica tanto!?

En ese paseo por un lugar “turístico” uní el concepto del coraje con la dignidad y a partir de ese día, solo espero estar a la altura de ese pueblo nativo que se inmoló por respeto propio.

Hay que ser valiente para respetarse.

                                                             Lic. Ivana Rugini