viernes, 12 de enero de 2018

Toda una vida



Me siento grande y los dolores no se van.
Siento que quiero hacer muchas cosas pero el cuerpo no me da.
 Quisiera disfrutarte y no quiero molestarte. ¿Cómo se hace?
Quiero verte seguido pero también quiero que tengas tu vida lejos de tantas pastillas, tensiómetro, y visitas a los doctores. Si todavía puedo ir yo a buscar la receta, para qué te vas a venir? .Quedate allá que vos tenés tu vida.
Quiero estar bien para vos pero no estoy bien conmigo. Hay partes de mi  cuerpo que desconozco. Mis piernas ya no son mis piernas. Están hinchadas, ya ni tobillos tengo.
Caminar ya no camino, siento que piso como si fuera un colchón de agua.
Me dicen que no me mueva, que no baje escaleras, que no venga con bolsas, que no me esfuerce, que no me haga mala sangre, que me tire a dormir la siesta y vea la televisión. ¿Eso es vida? ¡¿No hacer nada!?

Lo que antes quería y podía comer, ahora  me lo prohíben o me cae mal. ¿Cómo puede ser que lo que comí toda la vida ahora me caiga mal? Escuchame…
Me frustra ya no hacer lo que hacía hasta no hace mucho.
Me enojo con facilidad, ya lo sé. Aunque no me doy cuenta cuando contesto mal o estoy chiflado.
Sí, te veo frenando mi temperamento, como si quisieras calmarme todo el tiempo.
¿¡Y como me voy a calmar!?
¡Mirá los precios de las cosas!
¡Mirá como tratan a los jubilados!
Como si ellos no fueran a llegar a viejos… hasta un tipo se hizo el que me conocía, paró su bicicleta, me dio la mano para saludarme y me robó el anillo de casado…. ¿Te parece a vos?
¿Cómo no me voy a enojar?
Si veo que la casa se viene abajo y yo no puedo agarrar  ni el pincel para pintarla yo, yo y yo. Porque yo la hice. Ladrillo por ladrillo.  A lo chambón como soy pero me construí mi casa. Tu madre quiere llamar a alguien para que arregle la instalación eléctrica. ¿Qué me contás? Si todo eso lo hice yooooooooo.
Me enojo porque ni llego a atarme los cordones y para no decirle a tu madre, ando así, con los mocasines desatados.
Me enojo porque no entiendo el telefonino y aprieto cualquier cosa.
Sí, ya sé que me lo explicaste y me lo vas a seguir explicando pero me molesta tener que preguntarte cien veces algo que ya sé que te lo pregunté cien veces antes y además, vos venís cada muerte de obispo.
Me enoja que no me llames  y también sé que cuando llamás no te quiero decir que acá el panorama es tétrico. Entonces quiero que me cuentes vos. Y vos no me contás porque querés que te cuente yo; como si lo que me pasa a mi fuera  más importante que lo que te pasa a vos.
Encima me decís que no me dejo querer. Y que querés????  Si me crié solo!!  Éramos diez hermanos y cada uno hacía lo que podía. Qué se yo lo que es que te quieran y te cuiden.
Me aconsejás que si el día está lindo vaya a la plaza a charlar con mis paisanos. ¿¡Con quién!? ¡Si ya no queda ninguno!.

Estoy pero no estoy.
Estás pero no estás. Ya te dije que no necesito nada. Estoy bien. Ya cobré la jubilación y con esto tiro…
Pero, ¿cuándo venís?



                                                                                          Lic. Ivana Rugini

No hay comentarios:

Publicar un comentario