Caminando por mi barrio, (Floresta, C.A.B.A.) tuve el honor de ver
lagartijas en distintas paredes, rincones y veredas.
Definitivamente siempre existieron y seguramente estuvieron allí mismo en donde recién ahora me percato de su presencia.
La cuestión es que, si ahora las “veo”, es porque me traen un mensaje
válido para este momento de mi vida.
Observándolas detenidamente puedo
ir analizando su naturaleza e ir comprendiendo de qué manera viene a enseñarme
algo, que de otra forma hubiera pasado sin pena ni gloria.
Según la visión chamánica la lagartija viene a dar la gran lección de la
Aceptación, desglosada en varios
aspectos:
*Poder para regenerar lo que se
pierde: las lagartijas suelen perder su cola y yo tuve
que pensar qué estoy perdiendo? La respuesta vino de inmediato: la
seudoestabilidad que me da el caos de vivir en lo conocido. Las piezas de mi
cotidianeidad se están moviendo y necesito con urgencia regenerar la
estabilidad; pero no aquella, sino una mejor.
*Hacerle frente al miedo: Las
lagartijas buscan permanecer en lugares húmedos y oscuros. Comprendí a través
de ellas, el miedo que genera la
oscuridad; en realidad, lo que implica la oscuridad, que para cada uno de nosotros
representa algo distinto.
No ver hacia donde vamos, con qué
obstáculos nos toparemos, cuán largo será el recorrido, con quiénes
transcurrirá ese proceso…
*Moverse en el otro mundo. Esta
enseñanza me hizo tomar consciencia de que sin tanto preámbulo ya estoy transitando en la oscuridad y cada vez con
menos miedo. Me dejo guiar por la gente hermosa que me acompaña, por gente que
sabe lo que hay que hacer y no está tomada por las emociones como yo.
*Desapego del ego: uhhh, fue
un golpe bajo! Con tanta delicadeza muestran cómo y cuánto nuestro ego marcó la
manera de vivir que hemos adoptado e invita y sugiere a cambiar de anteojos. Es momento de ver e involucrarnos en la vida
desde otra perspectiva.
Aceptar cómo hemos vivido
para desprendernos por nuestra propia voluntad de ese filtro que gobernaba
nuestras conductas.
Las lagartijas son escurridizas pero visibles. Para quienes se
“encuentren” con ellas, ya saben las lecciones que esconden.
A estar atentos, su camuflaje
evita que su enseñanza sea para “cualquiera”; pero hay una frase que dice:
“Cuando el discípulo está preparado, aparece el maestro”.
Lic. Ivana Rugini
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