La vida está compuesta por momentos, algunos de paz y regocijo y otros
de tristeza y desazón. Es inútil negarlos o intentar esquivarlos. Hay que
transitarlos para caer hondo y poder resurgir transformados.
Así estaba yo, poniéndole el cuerpo a éstos últimos cuando una foto
llegó a mis manos.
La imagen muestra a dos jovencitas
que cerraban el año llevando a la Iglesia del Centro de Zárate a las
niñas que habían formado para tomar la Comunión.
Esa foto plasma la fuerza, la
voluntad, la perseverancia que tanto de un lado como del otro se mantuvo por un
año con la esperanza viva de dar lo mejor y de recibir todo lo que se pudiera.
La Comunión representa estar en COMÚN UNIÓN, entre pares y con la
Divinidad.
Dios ya deja de estar lejos en el cielo, para acercarse en forma de pan
y así poder ser nuestro alimento; y por lo tanto, ya se queda en nuestro
corazón (metafóricamente).
El concepto de la Comunión se plasma en la imagen de La última cena en donde se comparte
presencia, tiempo y pan.
Llevar estos aspectos a nuestra vida diaria, nos ayuda a tomar
conciencia de los vínculos que nos rodean, del respeto que imponemos y del que
ofrecemos, de la ayuda y compañía que brindamos y de la que pedimos.
Formar una red, poder y saber estar con otros, quererlos y valorarlos;
todo eso implica vibrar en comunión. Trabajar
en equipo, darle lugar a la empatía y considerar a los demás como integrantes
de la misma familia.
Este sacramento tiene diferentes nombres en las diversas religiones que
existen, pero la esencia es la misma: Sembrar la semilla de la paz, de la unión
y del respeto.
Uff!!! ¡Cómo una foto puede activar tantas historias! Recordé a cada una de esas pequeñitas que podía
sentirse desahuciada por las condiciones difíciles de vida y que veían en esas
catequistas presencia, tiempo y pan.
Estar para otros es la clave, pero dejarse acompañar, también.
Sentí el reclamo últimamente de mi gente querida, ávida por acompañarme
en esta coyuntura de padres grandes y hermano con problemas.
El pan se presenta de varias
maneras y sin darme cuenta le estaba dando la espalda.
Hoy escribiendo, simbólicamente, tomo la comunión como esas nenas.
Vuelvo a sentirme parte. Vuelvo a recibir el pan. Gracias por tanto.
Lic. Ivana
Rugini
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